Mariana, profesora de literatura decidió cambiar su apellido para "no ser hija de un genocida"

Mariana Herrera Rubia (54) aún no había nacido y el policía Héctor Lanza ya le apuntaba con un arma de fuego. "Apuntaba a la panza de mi mamá embarazada -su esposa- para amenazarla; y cuando yo era niña y me negaba a comer algo, me ponía la pistola en la cabeza", cuenta ella. La mujer que desgrana su historia a metros de lo que fue la Comisaría Séptima era hija de un represor. Pero ya no.


Son las cuatro de la tarde de un viernes. Sobre la plaza de Godoy Cruz discurre una tarde invernal de esas que anticipan frío cuando se vaya el sol. Mariana entra al bar y pide un cortado. Es la tercera persona del país que decidió desvincularse de un progenitor genocida: Lanza está involucrado en uno de los juicios de lesa humanidad que comenzará en octubre.
"¿Qué hacemos con lo que nos pasa? O nos sentamos a llorar o lo trasmutamos", propone Mariana, ya sin que nadie le esté apuntando a la cabeza.
Fuente: Diario Uno



