Una mujer de 32 años fue condenada en el Este provincial a cuatro años de prisión por el delito de abuso sexual simple agravado por ser ascendiente, tras comprobarse que realizó tocamientos indebidos a su hija menor de edad. La sentencia fue dictada por la jueza Viviana Morici, del Tribunal Penal Colegiado de la Tercera Circunscripción Judicial, poniendo fin a un proceso que llevaba un par de años.

El fiscal Federico Bergamín, representante del Ministerio Público y titular de la Fiscalía de Violencia de Género y Delitos Contra la Integridad Sexual, había solicitado una pena de cinco años de cárcel para la mujer que se sentó en el banquillo, quien continuará en la penitenciaría.

Además, como parte de sus alegatos, Bergamín pidió la privación de la responsabilidad parental de la mujer sobre la niña, petición que fue aceptada por la jueza Morici en su resolución. La decisión se fundamentó en el artículo 700 bis del Código Civil y Comercial, que establece la privación de la responsabilidad parental para progenitores condenados por delitos contra la integridad sexual de sus hijos, como es el caso. Básicamente, la mujer ya no es legalmente la madre de la criatura.

Específicamente, el inciso C del mencionado artículo establece que cualquiera de los progenitores queda privado de la responsabilidad parental por “ser condenado como autor, coautor, instigador o cómplice del delito contra la integridad sexual previsto en el artículo 119 del Código Penal de la Nación, cometido contra el hijo o hija de que se trata”. La norma también establece que “la condena penal firme produce de pleno derecho la privación de la responsabilidad parental”.

El juicio de un impactante caso de abuso sexual infantil se detalla en Diario El Sol, comenzó esta semana en los Tribunales de la Zona Este. El expediente tiene como protagonista a una mujer, de 32 años, quien se encuentra acusada de cometer tocamientos a una hija…

El caso salió a la luz en 2022, cuando los Equipos Técnicos Interdisciplinarios (ETI) decidieron quitar la tenencia de cuatro menores a la mujer ahora condenada, tras múltiples denuncias por maltratos físicos. Una vez bajo la tutela de su abuela paterna, la mayor de los hermanos, de 11 años en ese momento, reveló que su madre la había manoseado en sus partes íntimas en al menos dos ocasiones.

Según el testimonio de la víctima, recogido durante la Cámara Gesell realizada en la etapa de instrucción, los abusos ocurrían durante reuniones sociales en la vivienda familiar ubicada en el barrio Santa Lucía de San Martín, donde era frecuente el consumo de alcohol y otras sustancias por parte de los adultos presentes.

Los relatos de la menor fueron consistentes y detallados, lo que permitió establecer la veracidad de los hechos denunciados durante la instrucción y el debate. La declaración de la niña fue fundamental para la investigación, ya que proporcionó detalles específicos sobre las circunstancias en que ocurrieron los abusos.

En el juicio, que se desarrolló en la sala del edificio del Poder Judicial de San Martín, se presentaron testimonios de profesionales que atendieron a la menor, quienes corroboraron el impacto psicológico sufrido por la víctima.

Aunque inicialmente la acusada fue imputada por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y por la convivencia preexistente con un menor de 18 años, en reiteradas oportunidades y en concurso real, durante el proceso judicial solo pudieron comprobarse los tocamientos inapropiados, lo que derivó en la calificación final de abuso sexual simple agravado por ser cometido por un ascendiente.N:Sol