La información judicial sostiene que el humorista realizó la semana pasada una llamada telefónica a la mujer. Aparentemente, durante esa comunicación, Garay no emitió palabra alguna hacia su ex y sólo se escuchó sonido ambiente.

No obstante, se pudo demostrar que el llamado se hizo desde la vivienda en la que se encuentra cumpliendo la prisión preventiva en modalidad domiciliaria .

Debido a que las condiciones que se le impusieron a Garay consistían en no mantener contacto de ningún tipo con su ex cónyuge, ya sea de manera física o virtual, el fiscal del caso lo acusó por el delito de desobediencia de una orden judicial.

 Así, el artista maipucino quedó aún más complicado, ya que anteriormente había sido imputado por amenazas agravadas por el uso de arma de fuego proferidas en un contexto de violencia de género, tenencia ilegal de armas de fuego de uso civil, abuso sexual con acceso carnal en un número indeterminado de hecho y privación ilegítima de la libertad agravada por la relación de pareja y por mediar violencia de género.

Por ahora, la situación de detención no fue modificada, aunque no se descarta que un juez pueda revolcarle la domiciliaria en caso de que la defensa lo solicite. En ese caso, el humorista podría terminar tras las rejas.