Cada miércoles, la Plaza San Martín de Mendoza se convierte en el escenario de una batalla silenciosa pero firme. Un grupo de jubilados se reúne con un único objetivo: visibilizar una realidad que cala hondo: sus jubilaciones no les alcanzan para vivir.

“La Ronda de los Miércoles”, como se conoce a esta iniciativa, es un grito desesperado ante la indiferencia. Las cacerolas, las banderas y los carteles son las armas con las que combaten la desidia.

“Es imposible lo que está pasando”, confiesa una de las mujeres que participa en la ronda. “Se saltean comidas, lácteos, frutas... cosas indispensables para vivir”. La impotencia se refleja en sus palabras, en sus rostros curtidos por el tiempo y la lucha.

La situación es crítica. Los haberes jubilatorios no acompañan la inflación desbocada, condenando a miles de adultos mayores a una vida de privaciones. “No podemos trabajar en otro lugar, nuestra edad nos lo impide”, remarcan, mientras exigen ser escuchados y reconocidos.

Tres son los ejes que movilizan esta lucha:

• Haber inicial: Equiparable al de 2001, tras la crisis.
  
• Movilidad: Aumento del 30% para marzo, insuficiente ante la escalada inflacionaria.
  
• Fondo de Garantía de Sustentabilidad: Se busca transferirlo al Tesoro Nacional para el pago de deuda corriente, en lugar de garantizar jubilaciones dignas.

No se trata solo de números, sino de vidas. De personas que han dedicado gran parte de su vida al trabajo, que han aportado al sistema, y que ahora se ven relegados a un segundo plano. “Somos personas adultas que ya cumplimos”, sostienen con firmeza. “Tenemos el derecho a una jubilación que nos permita vivir con dignidad”.

La “Ronda de los Miércoles” es un llamado a la acción. Un recordatorio de que la dignidad no tiene edad, y que la lucha por una vida digna es un derecho inalienable. Es hora de escuchar las voces de estos abuelos y abuelas, de comprender su realidad y de tomar medidas para garantizarles una vejez digna.

¿Te sumas a la lucha?