En Las Catitas, en el corazón de Santa Rosa, vive una mujer cuya vida está entrelazada con la esencia misma de la Vendimia, se trata de Nelly Urbieta de Basles, quién, con 78 años de sabiduría, personifica la pasión y el fervor por esta celebración que embriaga los sentidos de Santa Rosa año tras año.

Desde mediados de los años 80, cuando dejaron atrás los campos de El Espino en San Martín para echar raíces en Las Catitas, Nelly y su esposo Alfredo compartieron una vida dedicada al cultivo de la tierra y a su familia. 

Juntos, surcaron los campos de Las Catitas sembrando no solo plantaciones de papa, cebolla, zanahoria, tomate y lechuga, sino también valores como el amor, la paciencia y la generosidad.

"Fue mi primer y único amor. Nos amamos toda la vida", recuerda Nelly con una sonrisa mientras sus ojos reflejan la inmensidad de los recuerdos compartidos.

Entre surcos y viñedos, Nelly y Alfredo criaron a sus hijos, Esther, María, Olga, Alfredo y Enrique. El legado de la familia Basles se extendió aún más cuando Esther fue coronada reina de la Vendimia del departamento de Santa Rosa en 1984 y 1985, representando al Club Dr. Eliseo Ortiz y llevando consigo el orgullo y la gracia de su linaje.

Por esas cosas de la vida, el destino trajo consigo, la partida de sus hijos Alfredo y Enrique y también de su esposo Alfredo con quien compartió casi 60 años de vida, dejando un vacío en el corazón de Nelly, pero su espíritu indomable la impulsó a seguir adelante, a aferrarse a los recuerdos y a las promesas de días mejores.

Con 25 nietos, 32 bisnietos y 3 más en camino, la familia Basles es un pilar clave de la vitivinicultura en Las Catitas, tejiendo así, con cada nuevo miembro la historia y la identidad familiar. 

"La gran cosecha familiar"

Durante la madrugada de este domingo y ante las primeras luces del alba, cuando el mundo aún dormía, el hogar de Nelly cobraba vida con el ir y venir de la familia, porque iniciaba con entusiasmo la "Gran cosecha familiar".

Listas las fichas y gancheras, la cosecha iba a ser más que una tarea, se iba a convertir en un ritual sagrado que unía a la familia en un vínculo indisoluble de trabajo y esperanza.

Con tachos y gancheras listos, Nelly y los suyos aguardaban con ansias ese momento bendito. Días previos la imagen de la Virgen de La Carrodilla "Patrona de los Viñedos", visitó el hogar de Nelly. Un grupo de Movimiento de Cursillo de la Parroquia Santa Rosa de Lima, llegó con la presencia sagrada como afirmando con toda la fe, el preludio de una buena cosecha. 

En la actualidad, en cada rincón del hogar de Nelly, se entretejen las risas de los niños jugando entre los viñedos. 

En cada racimo de uvas, en cada brindis al sol poniente, late el amor, la entrega y la tradición de una mujer cuyo corazón es un viñedo rebosante de vida y pasión por la Vendimia.

Datos: 

•Fueron más de 500 tachos.

•La uva se traslada a una bodega local.

•Y aún... buscan un nombre para el vino nuevo. ¿Qué nombre le pondrías?